El miserable ingenio del separatismo más rancio y corrosivo no conoce límites.
Alguien ha llamado hoy a la puerta de mi casa con mucho más aspecto de vocero de las Cup que de comercial de compañía alguna. Carecía de identificación y tampoco parecía querer vender nada en particular, salvo la más que obvia patraña de un nuevo cuento tan sorprendente e irrisorio como indignante, teniendo en cuenta la cantidad de gente que puede acabar siendo engañada una vez más haciéndoles creer como pretendía que las compañías de la luz y el gas, tras el traslado de su sede a Madrid por la cuestión catalana, nos están cargando sibilina y camufladamente un impuesto adicional como consecuencia de ello.
¿A dónde vamos a llegar con tanta propaganda, tanta toxicidad y tanta mentira que llevan años difundiendo entre los ciudadanos? ¿De verdad se creen que pueden ir puerta por puerta para vender su patraña y engañarnos a todos? Suerte la que ha tenido de no haber sido yo quien le abriera la puerta y a lo mejor, le explicara cuatro cosas a quien tiene tan poca vergüenza de presentarse en mi domicilio para vender su veneno. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
A. Hidalgo - 25/01/2018