Ha llegado a mis manos un interesante libro de un pensador del siglo pasado, el nacido en el imperio de Prusia y que murió en la república de Weimar. Ambos antiguos territorios y en otro tiempos naciones, son y pertenecen a lo que hoy día es la Alemania Europea.
Maravilloso libro del maestro Nietzsche en el que se nos muestran nuevas, pero no por ello menos brillantes, reflexiones sobre la vida y el ser humano. Mi selección de frases en “el caminante y su sombra”:
* Me siento terriblemente envejecido, en cierta medida porque mi vida ha dado ya sus frutos.
* El que quiere llegar e cierta medida a la libertad de la razón no tiene derecho a sentirse sobre la tierra otra cosa que un viajero.
*Ser libre es estar solo, desprenderse de todos y de todo.
* La liberación del hombre, la ruptura de las cadenas que le mantienen aún atado al animal, pasa por la superación de los perjuicios morales.
*El camino más corto no es siempre el más recto, sino el que tiene el viento a favor de nuestras velas.
Además el filósofo que murió el año 1900, deja una perla para la eternidad:
Aprender a escribir bien:
“El tiempo del buen hablar ha pasado, porque ha pasado el tiempo de las culturas urbanas, este límite nos preocupa tan poco como en general las comunidades urbanas, a nosotros que queremos ser entendidos incluso más allá de los pueblos. Por eso hoy en día todo buen europeo ha de aprender a escribir bien y cada vez mejor: de nada sirve haber nacido incluso en Alemania, donde escribir mal es tratado como privilegio nacional. Pero escribir mejor significa al mismo tiempo pensar mejor; inventar cosas cada vez más dignas de ser comunicadas y saberlas realmente comunicar; llegar a ser traducible a las lenguas de los vecinos; hacerse accesible a la comprensión de esos extranjeros que aprenden nuestra lengua; contribuir a que todo bien se convierta en bien común y a que todo sea libre para los libres; por último, preparar ese por ahora tan lejano estado de cosas en que los buenos europeos aborden su gran tarea: la dirección y la vigilancia de toda la cultura de la Tierra. Quien predica lo contrario, no preocuparse por escribir bien y leer bien, les muestra en efecto a los pueblos un camino por el que pueden llegar a ser cada vez más nacionales todavía: aumenta la enfermedad de este siglo y es un enemigo de los buenos europeos, un enemigo de los espíritus libres...”
Dedicado a Artur Mas.
El impuesto de respeto.
“Al conocido nuestro, honrado por nosotros, sea médico, artista o artesano, que hace algo y trabaja para nosotros, gustosamente le remuneramos lo mejor que podemos, a menudo incluso por encima de nuestras posibilidades; en cambio, al desconocido se le paga con lo mínimo posible para quedar bien: hay aquí una lucha en la que cada cual combate y hace combatir consigo por cada palmo de terreno. En el trabajo del conocido para nosotros hay algo impagable: el sentimiento y la inventiva puesta por nosotros en su trabajo; creemos no poder expresar por nuestra parte la sensación de ello más que medianamente una especie de sacrificio. El impuesto más fuerte es el impuesto de respeto. Cuanto más rige la competencia y se compra a desconocidos, se trabaja para desconocidos, tanto menor es este impuesto, cuando es precisamente la medida para el nivel del tráfico humano de almas”.
Dedicado a Jordi Pujol.
El peligro de los reyes.
“La democracia está en condiciones, sin ninguna violencia, sólo mediante una presión legal constantemente ejercida, de socavar la realeza y el imperio: hasta que quede un cero quizá, si se quiere, con el significado de todo cero de, en sí nada, decuplicar puesto a la derecha el efecto de un número. El imperio y la realeza seguirán siendo un espléndido ornamento del sencillo y práctico manto de la democracia, la hermosa superfluidad que ésta permite, el residuo de todo el históricamente venerable ornamento ancestral, más aún, el símbolo de la historia misma y en esta unicidad algo sumamente eficaz si, como queda dicho, no está únicamente para si, sino correctamente puesto. Para eludir el peligro de esa socavación, aférranse ahora los reyes con uñas y dientes a su dignidad como principes guerreros: para ello precisan de guerras, es decir, de estados de excepción en los que esa lenta presión legal de las fuerzas democráticas aminora”.
Dedicado a SM. Felipe VI de Borbón por el momento actual que debe de lidiar.
Queda claro que la filosofía no es una arte, pero si una ciencia que se transmite de siglo en siglo, y de generación en generación...
J.L.N.G “La Rueda de la Verdad”, “Misterio de la Vida”. 24/10/2014.