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Magnífico mosaico romano que data de principios del siglo III d. C., y que fue hallado entre las ruinas de una antigua villa romana situada a las afueras de Tarraco, capital de la Hispania Tarraconensis o Hispania Citerior Tarraconensis, una de las provincias bajo la administración del Imperio romano en la península Ibérica. El mosaico muestra motivos de la pesca que era habitual en aquel lugar y que con total seguridad habitaron ya 9 siglos antes de esta villa los Iberos de la tribu de los kessetanos o cosetanos. Probablemente el pueblo ibero mencionado, practicaba la pesca de crustáceos, moluscos y otras especies no valoradas culinariamente por los romanos y las alternaban con los productos agrícolas; especialmente cereales y hortalizas, la caza de pequeñas y medianas especies como conejos, faisanes, perdices, torcaces, etc.

En algunas fuentes se indica que el mosaico de los peces, fue hallado en el año 1955, en La Pineda, localidad perteneciente al término municipal de Vila-seca, Tarragona, en Cataluña, (España) por el religioso, historiador y arqueólogo catalán Joan Serra i Vilaró, (Cardona, 24 de marzo de 1879 - Tarragona 27 de octubre de 1969), de manera fortuita cuando llevaba a cabo la búsqueda de una cisterna romana. Sin embargo en ese momento (1950) se encontraron únicamente restos de mosaicos sin teselas.
Posteriormente, en una meticulosa exploración realizada, a finales de 1955 - principios de 1956, por los catedráticos Isidro Valentines y José Sánchez Real, y financiada por la Fundación William L. Bryan, en la que, utilizando fotografías aéreas de la zona, se localizan primero los restos de una villa romana y posteriormente el Mosaico de los Peces. Una vez localizado el lugar y levantados los planos, los restos permanecieron enterrados hasta que finalmente fue extraído en el año 1960 y transportado a su ubicación actual en el Museo Arqueológico Nacional de Tarragona. 

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Foto: Mosaico descubierto en la actual playa de Callipolis (Kalli, Kesse son definiciones del nombre del emplazamiento humano de la tribu íbera de los cosetanos o cesetanos antes de la llegada de los Escipiones. Situada como decia Avieno "SigloVI a.C." entre el cabo de Salou y la Orilla este de su desembocadura del río Tulcis "actual Francolí").

La etimología de la antigua Tarraco (Tarragona), situada en una región habitada por pueblos iberos todavía permanece sin esclarecer (kessetanos o cosetanos, ilercavones, laietanos) formaron parte de algunos de esos pueblos en su provincia.

Algunos expertos mantienen o han asociado el nombre a la ciudad romana de Terracina y otros sin embargo la identifican con Cosse, Cesse(Kesse antiguo poblado ibero anterior al asentamiento romano) o Cissa, por pertenecer al pueblo de los corsetanos (cosetanos o Kessetanos) y haberse descubierto algunas monedas que hacen referencia a esos nombres. La primera noticia sobre Tarraco la ofrece Avieno en su poema Ora Maritima. Al describir la costa sur de Cataluña, después del cabo de Salou, Avieno habla de Callipolis situada en la actual playa de la Pineda en Vilaseca y donde termina el actual puerto marítimo de la ciudad. Muchas veces he pisado esas tierras donde las marismas se mezclan con la vegetación y el mar (actualmente muy degradada por la presión industrial petroquimica). La breve descripción de Avieno ha llevado a algunos historiadores a asociar Callipolis con la futura Tarraco (pero evidentemente Callipolis ya era habitada por pobladores iberos). Si esta identificación es correcta demostraría la importancia de la ciudad ya en el siglo VI antes de Cristo. Sin embargo, el nombre de Tarraco se menciona por primera vez en la segunda Guerra Púnica. En la república romana recibió el nombre de Colonia lulia Urbs Triunphalis Tarraco.

La descripción de Avieno en su obra Ora Maritima, dice así:

 

Después de todo esto se despliegan unos arenales durante muchísimo trecho, por los que antiguamente estuvo la ciudadela de Salauris (Los arenales son las playas de Rifà y Cambrils; Salauris, la ciudad, puerto y cabo de Salou)  y en los que, también en otros tiempos, existió la primitiva Calípolis (Tal y como se describe, amurallada y en torno a una bahía con el calificativo griego de Kallípolis, "Ciudad Hermosa", sólo cuadra con Tarragona o un asentamiento anterior), aquella famosa Calípolis, que por elevada y enhiesta altura de sus murallas y los remates de sus techos se alzaba a los aires; la que, con la amplia extensión de sus hogares, abarcaba por los lados una bahía siempre rica en peces. Luego, la ciudadela de Tárraco (Tarragona ofrecía a la navegación una topografía y marca marina óptimas)  y el deleitoso emplazamiento de las ricas Barcilonas (Descripción de Barcelona que corresponde a la época de Avieno y no al s. VI a. C.: una ciudad próspera, Barcino, situada en un llano enmarcado por dos ríos, el Llobregat y el Besòs, con la sierra de Collserola “Tibidabo” al fondo) , pues allá un puerto despliega brazos seguros y la tierra está siempre irrigada por aguas dulces.

Los iberos asentados en Tarraco mantuvieron contactos comerciales con los fenicios y los cartagineses de las colonias de la costa. En el siglo IV antes de Cristo quedó en el poder de Anibal, pero Tarraco entró en la historia definitivamente cuando en el año 218 a C. Publio Cornelio Escipión "El Africano" la convirtió en base de sus operaciones militares estableciendo allí un puesto fijo o campamento en el actual campo de Marte de la ciudad.

 

Con la participación administrativa de la Península Ibérica hecha por los romanos, Tarraco se convirtió en la capital de la Hispania Citerior. Esta circunstancia y su situación estratégica situaron a Tarraco entre las grandes ciudades romanas de la Peninsula e incluso su puerto comercial fue considerado después del de Ostia como uno de los principales del imperio.

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Mosaico de los Peces en su actual ubicación (escaleras del Museo Arqueológico de Tarragona). Procedente de la villa romana de la Pineda, y descubierto en 1955, se compone de un panel unitario (de 6,25 x 4,50 m) donde se despliega en su parte central un nutrido muestrario de peces, crustáceos y animales marinos, tan definidos en sus formas y colores que puede identificarse con facilidad la mayoría de las especies que lo componen: delfines, besugos, anguilas, lenguados, morenas, bogavantes, pulpos, sepias, calamares.

J.L.N.G. "El Eco de la Historia" 969602_430580543722053_2127722024_n.jpg - 6.11 kBSeptiembre. 2011

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