La web creada por ciudadanos y para ciudadanos

Las exageradas emociones de antaño, hoy afortunadamente equilibradas, favorecían la descalificación del adversario, como si de un enemigo se tratara, entre ciudades importantes eso además constituía un modo de vida en las costumbres de sus gentes.

La tradicional competitividad entre Tarragona y Reus viene de muy antiguo. Ambas ciudades han tenido una importante influencia en el “Camp de Tarragona”, pero sus puntos fuertes han sido muy distintos. Por este motivo, ambas poblaciones han transmitido su leyenda “con mala fe” en contra su rival. De este modo, circulaban historias encaminadas a demostrar que la población vecina era más pequeña, más fea, más cobarde, más deshonesta, y sus habitantes habrían heredado esas características. . Voy a presentaros un par de leyendas que aún no se sabe si son falsas o auténticas; y que utilizaron los habitantes de Reus en contra sus vecinos de Tarragona y viceversa. Éstas no tiene el menor aval histórico, pero sin embargo, en su momento, se presentó como unas historias con fundamento avalada por el origen romano de la ciudad de Tarraco o Tarragona.

 

Como es conocido, uno de los monumentos romanos con los que cuenta la ciudad de Tarragona es el “Palacio de Pilatos”(actualmente museo arqueológico de Tarragona). Cuenta la tradición que en este palacio vivió Poncio Pilatos, gobernador de Tarraco, antes de ser destinado a Jerusalem y que “supuestamente” fue el gobernador que mandó “juzgar” y ejecutar a Jesucristo en el año 33 después de su nacimiento. Como era costumbre en aquel tiempo, para establecer vínculos estrechos con la población autóctona de las provincias integradas al impero, los gobernadores procuraban, enseguida que fuera posible, formar su guardia personal con hombres nativos procedentes de las tierras donde anteriormente habían ejercido su mandato (e incluso de aquellos de donde era originario el personaje). Así se hizo, y al cabo de unos meses, la guardia de Poncio Pilatos estaba formada por soldados tarraconenses en Jerusalem. Posteriormente se destinó a Poncio Pilatos a Jerusalén, donde se desplazó urgentemente con su guardia personal tarraconense. Al poco tiempo tuvo que enfrentarse a los disturbios de la Pascua (en la que queda constatado de que el tal Jesús deshonró al mandatario y a Roma entrando en burro en la ciudad y portando palmas y ramas de olivo “como era tradición hebrea en la celebración de la sublevación de los esclavos judíos ante los egipcios”). Los sacerdotes de Jerusalem presionaron a Poncio Pilatos para ajusticiar a nuestro señor Jesucristo, y él accedió. Es por eso que se da como cierto que los verdugos de Jesús fueron ciudadanos de Tarraco, antecesores de los actuales tarraconenses. Todo ello por supuesto carece de las garantías y rigor histórico que se merece dicha anécdota, y que con ello y a modo de leyenda o “chascarrillo”estuvo circulando por nuestra cultura regional especialmente acentuado durante la época de la revolución industrial, en la que ambas ciudades se codeaban para poner en hegemonía su capitalidad de la zona o Provincia.

J.L.N.G “el proscrito o delincuente de Els Pallaresos (para dos formaciones políticas del pueblo)” marzo 2013.

Esto en forma de chascarrillo fue usado por los habitantes de Reus contra los de Tarragona durante mucho tiempo, derivado de la leyenda para el desprestigio de sus gentes y ciudad, en favor de la ciudad rival que dista tan solo a 11 kilómetros de distancia. Así mismo y en contra de su ciudad rival, se cuenta que en los orígenes de la ciudad de Tarragona se establecieron en ella unos comerciantes venidos de tribus de tierras lejanas. Al poco tiempo ya eran conocidos por sus desmanes, continuos altercados y por romper la habitual paz de la ciudad, así también por los innumerables hurtos. Las autoridades de Tarraco, hartos de estas nuevas gentes, decidieron recuperar la paz y condenaron a aquella tribu al destierro a no menos de quince kilómetros, donde ellos fundaron la ciudad de Reus. En catalán “reus” significa “reos” o “condenados”, lo cual daría el toque de “mala idea” necesario al relato. Con ello llevan siglos los Tarraconenses desprestigiando a sus vecinos de Reus. Sin embargo, tal como aclara Soberanas en la segunda edición de sus “Leyendas históricas de Tarragona”, antiguamente esta palabra en latín no tendría el mismo significado, ya que “reus” se referiría al acusado, pero no al condenado o preso. Así, según la más pura interpretación etimológica, y apelando a la presunción de inocencia, los de “reus” habrían sido acusados, pero jamás condenados. Lo cierto es que desde muchos años estamos acusando a los de Reus como auténticos reos.

 

 

Los orígenes del primer núcleo poblado que pudiera situarse en los terrenos donde hoy se ubica Tarragona se han perdido en el tiempo. Por este motivo, desde muy antiguo, se cuenta una historia que ha ido pasando de generación en generación, y que fue recogida ya en 1709, por Narcís Feliu de la Peña en sus “Anales de Cataluña”. También recogió esta leyenda Amadeu J. Soberanas, en 1965, en sus “Leyendas históricas de Tarragona” (reeditadas en 2002 por Edicions El Mèdol) y por Josep-Francesc Valls, en 1980, en su “Guía secreta de Tarragona”. Noé y su familia, los únicos supervivientes del “Diluvio Universal”, tuvieron que realizar la labor de repoblar toda la tierra. Noé como sabemos tenía tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Se da por seguro que Tubal, hijo de Jafet y, por lo tanto, nieto de Noé, desembarcó junto a la desembocadura del río Francolí (Tulcis en la antigüedad iberoromana), y allí fundó la primera ciudad de la Península Ibérica. Le puso por nombre el de su hijo primogénito, Tarrakón, que ha perdurado, con poca variación, hasta la actualidad de Tarraco o Tarragona. Pero hay que aclarar que el poblado ibero situado junto al río Francolí o Tulcis (Modesto "tranquilo" en idioma Ibero), se llamaba antes de la llegada de los Escipiones Kesse, Cesse

 

 

La puerta triunphalis del circo de Tarraco, lugar por donde pasaron diversos aurigas venidos de todos los puntos del imperio Romano. De entre los más famosos cabe destacar los dos que eran originarios de la ciudad Fuscus, pero sobre todo el bello Eutyches quien murió a los 22 años de una enfermedad venérea derivada de sus múltiples escarceos amorosos. J.L.N.G " El Eco de la Historia" Semana Santa 2015 para la Voz del Ciudadano.