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SIBILAS PROFETISAS DEL MUNDO GRECOLATINO...

Cuyos vaticinios solían estar inspirados por el dios Apolo. Según la tradición, debían mantenerse vírgenes y vivían solas en cuevas en las que recibían a quienes querían escuchar sus augurios crípticos y con dobles interpretaciones. Sus epítetos derivaban del nombre del lugar en el que profetizaban; así, las sibilas más famosas son las de Delfos, Eritrea y Cumas. Una de las leyendas más glosadas es la de Casandra, princesa Troyana que recibió de Apolo el regalo del don profético, pero también la maldición de no ser creída jamás.

Estos personajes son símbolos de una elevación espiritual que permite alcanzar una comunicación plena con lo divino. Constituyen una personificación de la sabiduría mas antigua y oculta, hasta el punto de encarnar las revelaciones. El arte cristiano las representó en varias ocasiones, ya que se consideró que algunas de sus profecías habían vaticinado la llegada de Cristo al mundo(Sibila de Cumas); según esto, Habrían realizado una visión semejante a la de los profetas en el mundo hebreo.  A finales de la Edad Media la iglesia aceptó a doce de ellas como profetisas del descenso del hijo de Dios. Por este motivo, cinco sibilas aparecen junto a los profetas en la Capilla Sixtina.

 

LA SIBILA DE CUMAS...

Vivió cerca de Napoles dentro de una cueva de la cual, solían haber emanaciones de gas etileno, ya que estaba situada una zona volcánica, solía escibir sus predicciones en hojas de Roble, las cuales a veces salían volando y se quedaban desordenadas, a veces cuando comunicaba lo hacia en un lenguaje diferente al que utilizaba y en tono alto o enfurecido, posiblemente embriagada con las inhalaciones de ese gas. Muy posiblemente en los mas antiguos oraculos de Delfos también existiesen emanaciones de ese mismo gas que no es muy tóxico, ya que es un compuesto químico orgánico y se halla en forma natural en las plantas, pero si que contiene propiedades alucinógeras.

El etileno es la fitohormona responsable de los procesos de estrés en las plantas, así como la maduración de los frutos, ademas de la senescencia de hojas y flores y de la abscisión del fruto. La famosa frase de que "una manzana podrida echa a perder el cesto" tiene su fundamento científico precisamente en el etileno puesto que, cuando una fruta madura desprende etileno, acelera la maduración de las frutas que la rodean.

 

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Imagen de la Sibila de Cumas en la capilla sixtina.

Una de las leyendas relacionadas con Tarquino el Soberbio nos habla de los libros Sibilinos custodiados por los viri sacris faciundis. Según la tradición, estos libros contenían las profecías de las Sibilas, y constituyen una curiosa excepción en una religión que desconfía sistemáticamente de la “revelación” y que es sumamente hostil a las profecías. Narra la leyenda que una anciana de aspecto misterioso se presentó ante el rey Tarquinio el Soberbio: se trataba de la Sibila de Cumas La anciana pidió un elevado precio por nueve libros que ofreció al monarca, pero el rey burlándose de ella se negó a pagarla. La anciana quemó tres, y pidió el mismo precio por los seis restantes. De nuevo el rey se negó y la anciana quemó otros tres. Finalmente, bien por la curiosidad que despertó en él, bien por consejo de los augures, compró los tres libros restantes, al mismo precio marcado al principio por los nueve. Se colocaron los oráculos en un cofre de piedra y se situaron en un subterráneo del templo de Júpiter capitolino. Para su custodia se crearon los duoviri sacris faciundis. En el 367 a.C. se amplió el número de miembros a diez (decemviri), constituyéndose plenamente como colegio, y Sila amplió su número a quince (quindecenviri). En el año 85 a.C., la colección se quemó durante el incendio del Capitolio, y se decretó enviar legaciones a diversos puntos de Italia, Gracia y Asia Menor en busca de profecías sibilinas para reestablecer el texto fatalis. Tras una investigación, se constituyó una serie de libros que Augusto depositó en el templo de Apolo palatino. Se consideraba que estos libros contenían los secretos mediante los que el poderío romano podría extenderse y mantenerse. Pero su consulta no era libre ni dependía de la voluntad o los intereses de los decenviros: sólo podían ser consultados para la expiación de los prodigios, y proporcionaban a Roma eficaces rituales contra las consecuencias de fenómenos anormales o terribles (procuratio prodigiorum). En situaciones de este tipo, el Senado ordenaba la consulta de los Libros al colegio decenviral Los decenviros buscaban la respuesta en los Libros y se la comunicaban al Senado, que se ocupaba de ponerla en práctica. 

Estos libros ejercerían gran influencia en la religión romana, pero por desgracia no han llegado hasta nuestros días, pues el general romano Estilión ordenó su destrucción en el 405.

 

 

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Representación de la Sibila de Eritrea en la Capilla Sixtina de Roma.

 

Con el nombre de sibilas se conocían en la época antigua de la historia mítica a aquellas mujeres que tenían la capacidad de escrudiñar en el futuro para profetizar acontecimientos de toda índole. Fueron descritas como muy longevas con vidas aisladas y misteriosas, habitando en grutas posiblemente cercanas a cursos de agua, y zonas volcánicas.                                                              

 

UNA DE ETRUSCOS. (Parte del libro Historias en la Historia cap. III)

DEÍFOBA LA SIBILA DE CUMAS.

 

Deífoba escribía en unas secas pero resistentes hojas de Roble, las había tratado con un agua a base de azufre en donde las había depositado durante una semana al recolectarlas, cuando aún estaban verdes en la cueva que vivía, en Cumas en el norte de la costa de la Campania, y en donde el Vesubio se imponía esbelto hacia el cielo, que parecía erguirse hacia el Hades[1]. Vivía muy cerca de Heculano (cerca del Nápoles actual), ciudad dedicada y fundada por el mismo Hercules, que según cuenta la leyenda miles años antes habría levantado la cuidad con la ayuda de Zeus o Apolo[2] que eran sus verdaderos padres. Deífoba tenía muchos años; se dice que había vivido ya la vida de nueve hombres o nueve vidas humanas de 111 años cada una, así que podría tener mil años; puesto que ella habría nacido en Eritrea ciudad importante de Jonia (en la costa oeste de la actual Turquía). Era hija de Teodoro y su madre era una Ninfa y habría nacido con el don de la profecía. En su cueva solía escribir en esas hojas secas, poemas proféticos que escribía sin parar cuando el don de la prominencia se cebaba con su mente, debido a aquellos humos que solía respirar que olían a un gas que como el azufre y el etileno desprenden las cuevas de origen volcánico. Solían acercarse hacia su cueva muchos de los ciudadanos de Cumas y Herculano, y otros venidos desde la misma Toscana; de ciudades como Cortona, Populoria, Tarquinia, Perusia, Caere y de la ciudad más al sur de la Latina Roma. Muchos eran los que le pedían consejo y conocimiento sobre su futuro, que a cambio de unas monedas solía predecir sin equivocación alguna en sus predicciones. Así que esta Sibila (adivina) se había convertido en la mas famosa e influyente, más incluso que aquellas griegas que habitaban y servían a Zeus y Apolo; la sibila de Samos y Herófila la sibila de Troya. Solía también fijarse en lo acontecido a sus ancestros, para con ello; volver a profetizar futuras contiendas, catástrofes , así como hechos épicos de la historia. Así que nobles y reyes, tanto del reino de los etruscos como romanos pedirían consejo a la anciana por lo que a su edad respecta; pero con un bello y terso rostro, que parecía tener la edad de una mujer de mediana edad, más que la de una anciana. También cuenta la leyenda que Deífoba habría guiado por el Hades a Eneas, el príncipe troyano que quería visitar a Anquises, su padre que había muerto y que junto con su mujer Afrodita, habían pasado las cortinas de humo del Hades. Para conducirlo y guiarlo, a que este lo aconsejara como una verdadera guía espiritual, puesto que, a la Sibila de Cumas, también se la conocía por hablar con los espíritus de los ancestros muertos y con el mismo Zeus. Deífoba un día recibió la visita de un noble que reclamaba su presencia en el mismo palacio de Tarquinio el Soberbio, el último Rey de Roma y quien asesinó a su propio suegro para conquistar el poder de sucesión. -¡Vieja lasciva !. Mi rey te reclama en su trono. -Tu rey no es mi rey, es solo un asesino que quiere saber que le depara el futuro de sus lastimosos augurios, esta anciana no está dispuesta a pactar con el mismo engendro de Baco[3], que un día pretenderá violar la esposa y ultrajar la confianza de su hijo. Dile a tu Rey que sabrá noticias de esta sierva de Apolo cuando sus más lastimosos quebrantos acosen su mente enferma.

 

1-Hades. Lugar que en la mitología grecorromana significa el cielo, o el infierno, o aquel lugar donde van destinadas las almas de los difuntos (el más allá).

2-Zeus- Apolo. Deidades la una griega y la otra Romana. Máxima de las deidades y que era el padre de los dioses y los hombres, gobernaba en el Olimpo y era el rey de los dioses que supervisaba el universo.

3-Baco. Dios del vino y de la danza ,inspirador del delirio y el éxtasis.

 

J.L.N.G. © T-0357-2014

 

Sibila-cueva.jpg - 249.85 kB Entrada a la cueva de la Sibila en Cumas

 

J.L.N.G. "El Eco de la Historia" 969602_430580543722053_2127722024_n.jpg - 6.11 kB 2017

 

 

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